Lamentablemente, la representante de la compañía estima que no es rentable la representación y decide suspender la actuación. La decepción del público queda eclipsada por la tristeza dibujada en los rostros de los bailarines.

Inolvidables las caritas de las bailarinas tras el telón. Rostros blancos orlados de flores, con un rayo de tristeza en los ojos muy claros. Impresionante la presencia de los cosacos, con sus botas y pantalones abombados. Pies dispuestos a bailar y rostros rubicundos, decepcionados...
Querido Rafa Sánchez, gracias una vez más por tu esfuerzo callado y tu pasión contagiosa por la música . Si no conseguiste llenar el Teatro Circo hoy, seguro que no fue porque no lo intentaste. Seguro que la próxima noche, aplaudirán hasta las estrellas del río...
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