Uno de los clowns interpreta con un saxo: "What a wonderful world"... Maravillosa manera de dar la bienvenida a un público de expectantes niños, de edad o de corazón.
A partir de este momento, los números se suceden: Amanda, la trapecista se contornea; un payaso se mezcla con el público, ofrece palomitas y toma el pelo a grandes y pequeños; otro clown arranca carcajadas con solo tocar claxons sin ton ni son, luego entona melodías populares y termina con una simpática versión del Danubio Azul en modo claxon; Thais, la gimnasta, vuela enredada en sus telas aéreas; Amanda baila y juega con caniches perfectamente adiestrados; los Donaldson ofrecen su humor sano y alegre; tiran globos y pelotas al público. Tras el descanso, los niños salen a la pista para cantar y bailar con los payasos; una de las princesas Frozen aparece entre la niebla... La carpa del Circo Donaldson es como la chistera de un mago gigante de la que no cesan de salir sorpresas.
Walt Disney decía que "no hay mayor alegría que la de mirar las cosas a través de los ojos de un niño". Los Donaldson, con su humor clásico, honesto; con sus malabares y trapecistas; con sus canciones... zarandean y despiertan al niño que todos escondemos dentro y al que apenas dejamos asomar la cabecita.
Los Donaldson merecen la pena. Pero, por favor, acudan con el corazón de un niño, sin grandes expectativas, observando todo como si fuese la primera vez. Si consiguen arrancarse las máscaras de adultos, les aseguro que sentirán mariposas en el estómago y pajarillos trinando en la garganta. Reír, sonreír... ¡Qué oficio tan difícil el de entretener! ¡Y qué hermoso!
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El recinto ferial de Puente Genil acoge al Circo Donaldson, desde los días 26 de agosto al 4 de septiembre. Todos los días a las 8:30 de la tarde. Las entradas de 7 ó 10 euros incluyen bebida y bolsa de palomitas.
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